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Keaton se dio cuenta de que podía provocar una respuesta mayor (que Chaplin) al dejar su rostro sin gesto alguno y hacer de su resiliencia una virtud.

Actor y director cinematográfico estadounidense. Hijo de actores, en su niñez participó en el espectáculo de sus padres, llamado Three Keatons, en el cual se mezclaban mímica y acrobacia. Atraído por el cine, decidió abandonar el music-hall, y en 1917 rodó su primera película, The Butcher Boy, tras la cual dirigió varios cortometrajes protagonizados por el actor Fatty Arbuckle.

Su primera actuación importante data de 1920, en The Saphead, de Herbert Blake, donde interpretó a un rico heredero cuya soledad lo lleva a encerrarse en un obstinado mutismo. Entre 1920 y 1928 escribió, dirigió y, en ocasiones, protagonizó diecinueve cortometrajes, entre los que destacan Una semana (1920) y La mudanza (1922). En ellos daba vida a un personaje en constante lucha con la realidad que le rodeaba y a la cual no siempre le era fácil adaptarse, con el que se hizo famoso. La originalidad de su estilo se manifestó desde su primer largometraje, Las tres edades (1923), una parodia de Intolerancia, de Griffith.

Durante la década de 1920 rodó otros once largometrajes, entre los que se hallan algunas obras maestras de la historia del cine, como La ley de la hospitalidad(1923), El navegante (1924), El maquinista de la General (1927), Cameraman(1928) y El comparsa (1929). Su productora se disolvió en 1928, y Keaton firmó entonces un contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer.

Intentó adaptarse sin éxito a las nuevas exigencias del cine sonoro, y su carrera entró en franco declive a partir de su actuación en De frente…, marchen (1931). Desde 1939 se dedicó a parodiar los éxitos de su época dorada, y los únicos papeles interesantes que interpretó fueron el payaso musical de Candilejas (1952), la última película de Charles Chaplin, y el simbólico panadero suicida de L’incantevole nemica (1953), de Claudio Gora.

A partir de los años cincuenta, cuando sus viejos filmes volvieron a proyectarse, recobró su popularidad y pudo intervenir en nuevas producciones, tales como El mundo está loco, loco, loco (1963). Su última aparición en la pantalla fue en un episódico y breve papel en Golfus de Roma (1966), muy poco antes de su fallecimiento.

Keaton se dio cuenta de que podía provocar una respuesta mayor (que Chaplin) al dejar su rostro sin gesto alguno y hacer de su resiliencia una virtud.

Barnes, Herny (08/04/2009) Why Buster Keaton remains the king of comedy. The Guardian.

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