Alemania/ 1927/ 62 min
Dziga Vertov había dado a conocer sus ideas en 1919 en el manifiesto «Por un cine no interpretado» que unido a un segundo manifiesto junto a los hermanos Lumière, rechazaban toda imagen que no hubiera sido tomada de lo vivo. Es el nacimiento del “filme-documento”. La gran inspiración fue Berlín, sinfonía de una gran ciudad dirigida por Walter Ruttmann en 1927 donde se unieron imágenes documentales de la vida de Berlín sin el recurso de ningún subtítulo. Este montaje de un virtuosismo incomparable, concede a las imágenes todo el valor de su propio sentido, el peso de la más rotunda expresión visual sin necesidad de palabra. El lenguaje cinematográfico de la imagen. Se trata de la fotografía en movimiento de una ciudad en una obra única.
Es el “cine-verdad” o como se llamó en aquella época, Kinoglaz, el “cine-ojo”. El resultado práctico fue El hombre con la cámara de Dziga Vertov en 1929, que al hilo de Berlín es el retrato de San Petersburgo desde el amanecer hasta el anochecer.
Vaz Oliver es multi-instrumentista, diseñador de espacios sonoros y compositor para teatro, cine y circo contemporáneo en producciones para Matadero, Teatros del Canal, la Abadía, Cuarta Pared y el Circo Price. También ha publicado 6 discos con estilos que van desde el folk intimista a la electrónica experimental, pasando por la psicodelia o el chamber pop.
Vaz Oliver, compositor de la BSO para Berlín, sinfonía de una gran ciudad, multi-instrumentista y diseñador de espacios sonoros utiliza elementos de vanguardia, guitarras eléctricas, bajo, sintetizadores e incluso la voz, para crear una banda sonora que en todo momento apoya la intención rítmica, emocional y estética de Walter Ruttmann, alternando momentos de máxima precisión entre sonido e imagen con pasajes que invitan a la contemplación y al disfrute. Se pueden adivinar influencias de kraut rock, de ambient contemporáneo y alguna pincelada de post rock, todo ello con el toque personal del compositor y con un gran trabajo de estructura formal basado en las sinfonías que inspiraron al propio Ruttmann para la película.
Cafe Kino